Con mi familia nos encanta hacer juegos mientras viajamos en carro a la playa. Esas largas horas de viaje nos sirven para interactuar en una forma y un ambiente que en otro lugar sería imposible. Recientemente en uno de esos viajes decidimos jugar a hacernos preguntas sobre temas variados y una que surgió fue ¿Qué tienen en común Mahatma Gandhi, Nelson Mandela, y Abraham Lincoln además de ser -por supuesto- carismáticos líderes políticos e incansables luchadores por los derechos del hombre? La respuesta a la pregunta es que los 3 eran Abogados de profesión, y no solo Abogados, sino que los 3 además ejercieron su práctica en forma liberal por muchos años antes de convertirse en activistas sociales y políticos.

Eso me trajo a la memoria muchísimos ejemplos más de Abogados que han dejado grandes huellas y han marcado un tremendo camino a seguir para las futuras generaciones. Además me hizo pensar sobre cómo el ejercicio profesional liberal o “en la calle”, les da a los Abogados una muy especial y particular forma de ver la vida, así como  una perspectiva única y muy bien informada acerca de cómo se mueve nuestro país, nuestra región y el mundo. Es posiblemente por esto que en muchos países y culturas históricamente se ha dado a los Abogados un papel especial en la toma de decisiones, incluso en la mayoría, uno de los 3 poderes del estado, -el Judicial- está dominado por completo por Abogados. Guatemala por supuesto no es la excepción.

En nuestro país los Abogados no solo dominan muchos sectores de la política y posiciones preponderantes en la toma de decisiones, sino mucho, mucho más. Los Abogados tienen un derecho a voto privilegiado que no tiene ningún otro ciudadano común. Un gran número de funcionarios públicos son electos por votación directa y exclusiva de los Abogados. Entre estas están las nominaciones a miembros de distintas comisiones de postulación para Magistrados de las Cortes, miembros del directorio del Registro de Información Catastral, y otros similares, entre los que destaca la elección directa de un Magistrado de la Corte de Constitucionalidad.     

Como dice el dicho todo gran poder trae aparejada una gran responsabilidad y el caso de los Abogados no es la excepción. Así y todo, en nuestro país muchos Abogados, en especial los que ejercen su profesión de manera liberal –por decirlo en una forma amable- reniegan de este privilegio y rehúyen de esta responsabilidad. Las preguntas ¿Por qué yo? ¿Qué gano y que pierdo? ¿vale la pena? ¿realmente se puede crear incidencia? están a la orden del día. Creo que es tiempo de cambiar. La ciudadanía guatemalteca en estos últimos meses ha puesto el ejemplo a sus autoridades acerca de cómo se hace patria, y la exigencia –ojo- no va solo a las autoridades, sino a todos los ciudadanos que por una razón u otra tenemos el privilegio y la obligación de llevar a nuestro país a un futuro mejor está a la orden del día. ¡El voto gremial es un privilegio que trae aparejada una gran responsabilidad! Participar e incidir en la política gremial no es una opción, es una obligación y el pueblo de Guatemala la reclama. Los Abogados somos los llamados a través de nuestro conocimiento no solo de las leyes sino de la sociedad en la que vivimos a jugar el papel que esta nos demanda. No se trata que gane o pierda tal o cual opción o tal o cual colega, pensar así es miope, se trata de pensar que gana o que pierde Guatemala. ¡El momento de crear incidencia es ahora y el costo de oportunidad es tremendo! Los recientes eventos nacionales lo confirman: definitivamente SI vale la pena participar y a través de la participación SI se pueden lograr grandes cambios.

 Estoy claro que no todos podemos ser Gandhi o Mandela o Lincoln, pero también lo estoy de que,  si como Abogados queremos dejar un legado verdadero para nuestros hijos y nuestro país, DEBEMOS estar a la altura de las circunstancias, DEBEMOS ejercer con responsabilidad nuestro voto, y DEBEMOS participar activamente en la política gremial haciendo uso de todos nuestros talentos en favor de nuestra sociedad. Si dejamos que otros tomen las decisiones por nosotros, no tenemos derecho a quejarnos de esas decisiones.

¡GUATEMALA NOS LO DEMANDA!