Cuando se atiende principalmente a normas especializadas en materia ambiental en Guatemala, que más cerca muestra al ecologismo como actor político, social y económico, en sus discursos y en sus prácticas, no parece fácil justificar o reconocer una deuda clara con posiciones antiguas e irreflexivas eminentemente antropocéntricas. Si desea continuar leyendo el presente artículo presione aquí